1.8.11

...mi Cielo.

Nunca, me habían nombrado con palabras llenas de tanto amor y ternura, jamás y lo digo en verdad.
Jamás un aroma me había provocado tanto...
Mi corazón se encoge y mi cerebro admira toda esa capacidad tuya por el servicio a la gente a los tuyos, es ese arraigo por la Vida y por los otros, lo que me atrapa y te hace único ante mis ojos.
Mi corazón palpita a mil con sólo evocar tu nombre, con visualizar y sentir ese tu aroma, ese olor que me atrapa y me vuelve tuya.
Son tus brazos que me envuelven y tu esencia que me elevan y sí, en efecto me llevan allá...al cielo.
No pienses más y vólcate por fin sin mesura, en este gran sentimiento, aprendamos juntos, construyamos juntos, caminemos juntos...lo que haya que aprender, construir o caminar, estás en mi Vida y estoy en la tuya, esto que nos mueve es mutuo, lo siento en tu mirada, en cada roce de piel, en cada beso y caricia que me das.
Tardaste mucho, pero Dios así lo quiso...que hasta ahora después de tanto tiempo nos encontráramos, nos reconociéramos y por fin estuviéramos juntos...sabes te he esperado toda una Vida y volvería a hacerlo, tan sólo por tenerte un momento...
Sorprende el tiempo, revélate a la mesura y siente y mira...ármate de las palabras y ven corazón...que muero por escucharte, que sueño con un abrazo abrupto y firme, con un beso sólido y decidido y esas palabras que solo habrán de sintetizar el reconocimiento de esto, de nosotros...