22.3.14

Los cuarenta

Después de este silencio intencional, reconocido como un espacio único e irrepetible de respiro, de reconocimiento y de auto descubrimiento, me reconozco hoy más que nunca a mis 40 años, como una mujer inmensamente feliz.
Hoy concibo la felicidad como un estado mental en donde la actitud y la mirada a la vida me ha permitido después de estadíos de recuperación y de duelo, a valorar enormemente lo que soy, lo que tengo en el sentido amplio de lo que se acumula y enriquece verdaderamente a las personas.
Confieso que decidí ante el reto de formar a otro ser humano, en evocar a la de entonces para no dispararme e instalarme en el vicio de la sobreprotección y además disfrutar la aventura que implica mirarse a los 40 años en un espejo de un niño de 2 años.

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