17.2.16

Y vaya que si duele

Me dispongo a extirpar el sentimiento y el pensamiento de lo más profundo del día.

Se que la vida no se detiene y todo cambia, lo último que uno espera escuchar y ver al frente, es una persona que se instaló en la latencia de la espera, de lo inesperado, de lo anhelado, pero además constatar que por esa necedad lo único que permaneció fuiste tú, pues todo lo demás se movió.

Por lo tanto esta tristeza, este pesar de mirar lo que pasó de largo y lo que pasa ante el sol, no es más que la risa de la ironía, de lo que no fue, de lo que no pudo ser y hoy es bajo otro rostro y otro cielo.

La humedad se concentra en la garganta,  se  constriñe el sentimiento e irónicamente dibujo una sonrisa, tras respirar, para hacer de cuenta que no pasa nada.

Ojalá que valga la pena el daño, por el bien que crece, nace y vivirá Dios quiera muchos años, Ojalá que la ausencia, el desinterés y el desamor, sea proporcional en la oportunidad de hacer bien las cosas a partir del hoy.

Duele y vaya que duele, y mucho, pero espero que este dolor pronto sea un recuerdo vago, y que su evocación me represente un reto superado.

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