12.6.09

Una parada en el semáforo

En plena semana, me encontraba transitando por una de las avenidas principales de la ciudad, hora más o menos desahogada, ahí estaba yo, barada en un rojo del semáforo, con los vidrios hasta abajo, para variar el calor hacía estragos, de pronto sin si quiera poder moverme, un montón de niños se abalanzaron a la ventana del auto, con la cara requemada y ceniza por el sol, con los labios secos y los ojos vivos, eso si.
Las crias que querian rematarme el periódico que no habían podido vender en el día, pero con una sonrisa les dije que no. Uno de ellos permaneció sin inmutarse cerca del auto, primero me preguntó por la canción que estaba escuchando, luego por el perfume que traía, luego me preguntó si iba al gym y con una cara de inocente precoz me cuestionó, entonces si no va al gimnasio cómo es que tiene así las piernas, para entonces no pude más y solté la carcajada a todo pulmón, el niño se turbó y lo único que hizo fue decir... está muy guapa y se fue corriendo, así sin más.

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