Después de una llamada trunca, me quedé mirando-me, escuchando-me como en eco todo aquello que se había dicho... pasaron un par de minutos, creo y me incorporé de súbito, tomé el teléfono, hablé con el "solecito" y sí encontré en donde esta y radica el problema... a trabajar en ello.
Ha sido un día muy alternativo, después de enseñar y comparar heridas, tips y ciclos de vida, de escuchar un monólogo de las Niñas Bien, de lo que puede o no hacer una mujer a determinada edad... decidí emprender un proyeco que tenía en la cabeza hacia ya mucho tiempo, del cual espero de frutos.
En estos días me receté una serie de cuentitos que retoman el tema de la muerte, muy a doc con el clima social en el país, La Muerte Tiene Permiso, de Edmundo Valadés, en uno de ellos de nombre "A jalar el gatillo" encontré ese ingrediente tan solícito en éstos días.. la ironía y el sarcásmo, debo destacar en éste tipo la pulcritud y el tino de elegir y emplear las palabras para describir personajes y lugares determinados.
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