Ibargüengoitia diría en la Mujer que No..."Hubiera podido regresar al día siguiente a terminar lo empezado, o al siguiente del siguiente o cualquiera de los mil y tantos que han pasado desde entonces. No he vuelto a verla"...
Hago un recuento de las ocasiones que he deseado regresar a concluir lo empezado, creo que son pocas, me da risa admitirlo, pero así es, normalmente no me detengo, normalmente me vuelco y sí, debo aceptarlo en ello me rompo la cara, las manos, las rodillas, toda todita la vida, la vida en ese momento, pero me vuelco.
No sé que sea mejor en la vida... acumular recuerdos y cicatrices o bien quedarse con la incógnita de haber vuelto o lo peor de todo, tener en la mente la posibilidad rondando por la cabeza de retornar con lo comenzado y no atreverse y ver como pasan los días y las noches, sin hacer nada.
Me miro las rodillas, me miro las manos, tan sólo me miro y sí, hay heridas, pero prefiero la capacidad de empeñarlo todo, de confiarlo todo, de darme, de mostrarme, que vivir con miedos y dudas. Esa es mi elección.
Cada mañana me interpongo mil y un motivos para dar lo mejor. Me miro en el espejo, observo el atuendo y sí, porque no... me gusta lo que veo y trabajo, vaya que trabajo con lo que no me gusta aun.
"El hombre simple" diría que el problema radica en que pienso mucho, que debo solo dejar salir las cosas, dejar que las cosas sucedan, y quizás tenga razón, palabras más, palabras menos, pero hace mucho que lo vengo escuchando, mi coach dice que ese es mi sitio de confort, mi lugar seguro, pero hoy estoy más segura y creo que debo comenzar por arriesgar, necesito continuar con esa lista de tareas pendientes, ya tengo la nave, solo falta el destino...
Con ésta palabras comienzo al cien la semana, parafraseando al hombre simple "Venga..."
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